De diversos diseños, colores y formas, los tatuajes son cada vez más populares en el mundo. Si hace apenas unas décadas eran algo excepcional, ahora están más que normalizados.
Si bien en décadas anteriores se asociaban a clases sociales bajas, presos o pandilleros, hoy ha perdido ese estigma y vemos cómo estrellas de cine, la música, futbolistas y modelos muestran con orgullo todo tipo de creaciones en su cuerpo.
Desde el brazo, pecho, espalda, piernas o hasta los ojos, son las diferentes partes del cuerpo donde las personas deciden marcarse. Cada uno con un significado especial, claro está.
Y es que las razones son múltiples: estética, recuerdo, motivación, homenaje, distinguirse del resto o hasta como una forma de celebrar algún acontecimiento o logro conseguido.
Motivaciones
Pero, ¿qué pasa por nuestras cabezas a la hora de realizarlo? La psicóloga Sheila Estévez explica al medio español ABC que “hay dos motivos por los que las personas pueden hacerse un tatuaje, uno de ellos es subrayar la propia identidad y el otro inmortalizar momentos, tanto los que fueron felices como aquellos que nos han dejado una herida psicológica”.
La profesional detalla que uno de sus grandes atractivos, es hacernos sentir “únicos, autodefinirnos, diferentes, o que nos puede ayudar a enmarcar un rasgo de personalidad, una creencia o unos valores”.
“Otro motivo por el que decidimos tatuarnos es como respuesta a un daño emocional vivido. El tatuaje es parte de aceptación de ese daño y resultado del proceso de resiliencia o de superación”, agrega.
Asimismo, Estévez aclara que también se trata de una manera de expresarnos sin hablar. “Hay personas que prefieren poder autodefinirse sin tener que mediar palabra, sobre todo las más introvertidas o tímidas, y gracias a los tatuajes pueden hacerlo”, apunta.
¿Rasgos comunes de personalidad?
De acuerdo a Psicología y Mente, un grupo de investigadores de la Universidad de Westminster y la Universidad de Viena, realizó un estudio para detectar las diferencias de personalidad entre personas tatuadas y no tatuadas.
Tras los análisis, el equipo de seis investigadores descubrió tres rasgos básicos de personalidad entre los tatuados:
1. Extraversión
Es un rasgo de la personalidad que habla del grado en el que las personas dependen de estímulos externos en el entorno inmediato.
El extrovertido tiende a buscar entornos complejos y ricos socialmente, y llenos de estímulos, a diferencia de las personas introvertidas.
2. Apertura a la experiencia
La investigación muestra que las personas con tatuajes tienen una significativa tendencia a recibir con alegría las nuevas experiencias.
En general, todo aquello relacionado con la aventura y la posibilidad de asumir un cierto grado de riesgo es experimentado con placer.
3. Motivación por destacar
El estudio detectó que, en general, quien decide tatuarse la piel muestra una significativa motivación por destacar entre el resto, intentando construir una identidad frente a los demás.
El hecho de que solo muy pocas personas vean algunos de ellos (tatuajes), es en sí algo que le da fuerza a su poder para expresar.
Situación en Chile
En nuestro país, en tanto, no nos quedamos atrás. En 2017, un estudio de Adimark reveló, tras una encuesta realizada a 4.800 personas, que un 17% de los mayores de 15 años tiene al menos un tatuaje, y el promedio general es de 2,8 tatuajes por persona.
Al realizar el análisis por género, se observó que el 19% de los hombres tiene un tatuaje, mientras que en las mujeres ese porcentaje alcanza un 14%.
En cuanto al segmento etario, quienes más optaron por las agujas y tintas fueron personas de 25 a 34 años (38%), seguido por el de 15 a 24 años (26%) y el de 35 a 44 años (22%).
Una práctica con la que se debe tener mucho cuidado, analizar bien dónde hacerlo y con quién. Y es que hace menos de un año, un estudio del Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) detectó hongos y deficiencias de rotulación en tintas para realizar tatuajes.