Con una eucaristía realizada en el Monasterio de las Religiosas Sacramentinas de Chillán Viejo, la Diócesis San Bartolomé de Chillán celebró el Miércoles de Ceniza y dio inicio al tiempo de Cuaresma 2021. La celebración fue transmitida a la comunidad a través de las redes sociales de la Diócesis debido a las restricciones impuestas por la pandemia del Covid-19.
La actividad fue presidida por el obispo Sergio Pérez de Arce, quien en su homilía se refirió a los alcances de este tiempo especial haciendo un llamado a “convertirnos”. “Empieza un tiempo espiritual, eclesial, un camino de fe que tiene la meta de la Pascua, de renovar nuestro bautismo, renovarnos en esa vida nueva que Cristo resucitado nos regala con su Pascua. Vamos haciendo este camino en estos cuarenta días. La invitación del Señor es un llamado a la conversión, al cambio, a convertirnos. El principal obstáculo que tenemos para convertirnos es no darnos cuenta que necesitamos el cambio porque a menudo somos ciegos para verlo. Somos mejores para ver que el otro necesita un cambio. Necesitamos un cambio de mentalidad, nuestra manera de mirar la vida, de ver las cosas, para tener la mirada evangélica, la mirada de Jesús. Y vaya que tenemos ámbitos en los cuales ser más evangélicos”.
“Todos tenemos problemas en las relaciones humanas, tenemos siempre problemas para amar a los demás de verdad, aceptar al otro, nos cuesta perdonar, acoger, servir, ser misericordiosos. Nos quedamos tantas veces en el resentimiento. Olvidamos a Dios, todos, yo también. Tenemos con él tantas veces una relación esporádica, utilitaria. No escuchamos siempre y con toda profundidad su palabra, no lo buscamos y caemos en la hipocresía, nos quedamos en un cumplimiento exterior de la religión de la fe y no de manera profunda. Nuestra manera de participar en la sociedad también está a veces lejos del evangelio. Nos despreocupamos del bien común, del bien de los pobres, del bien de los que sufren. Estamos llenos de miradas discriminatorias respecto de nuestros hermanos. A menudo somos autorreferentes”, señaló en su homilía.
El padre Sergio Pérez de Arce, asimismo, hizo hincapié en las propuestas de Dios y de la Iglesia para renovarnos durante este tiempo especial. “La iglesia nos propone mirar la sociedad desde los últimos, desde los descartados. Entonces podríamos preguntarnos: Cómo miramos a los demás, cómo tratamos a los migrantes, cómo miramos al preso, al indígena, al niño que está por nacer. Tenemos tantas mentalidades cerradas y defensivas que olvidamos que el otro es una persona humana que tiene una dignidad que respetar y que no lo puedo mirar como un hermano de segunda clase. En estas cosas tenemos que cambiar, convertirnos. Este tiempo nos propone tres prácticas cuaresmales anunciadas en el evangelio, la limosna, la oración y el ayuno, prácticas para expresar nuestro cambio. La cuaresma no se agota en ellas. Hay tanto que hacer, tantas cosas que podríamos hacer por los demás. Por eso la cuaresma nos invita a asumir compromisos de amor al prójimo. Estemos más cerca de los enfermos, de los que sufren, tener la cajita de la campaña de cuaresma. La oración es darme tiempo ante Dios para ser hijo y redescubrir el vínculo que tengo con Dios. El ayuno dice relación a dejar de lado cosas secundarias para reordenar mis prioridades en la vida y estar más abierto de Dios y los demás”, indicó.
El obispo también impuso ceniza sobre la cabeza de las religiosas del monasterio presentes en la celebración que fue transmitida a toda la Diócesis San Bartolomé.