POR: Verónica Zavala Solar – Académica de Enfermería de la Universidad Andrés Bello, Concepción
Lamentablemente, los infartos al miocardio y los accidentes cardiovasculares son la primera causa de muerte, cobrando más de 17 millones de vidas al año en el mundo (30 mil en Chile), una cifra que, se estima, aumentará a 23 millones para 2030.
Entre las enfermedades más comunes que afectan al corazón están el ataque o infarto al corazón, por la estrechez de los vasos sanguíneos que le surten sangre; las enfermedades cerebro vasculares, debido a una hemorragia cerebral o un coagulo que se quedó en algún vaso del cerebro e impide la libre circulación sanguínea. También la hipertensión arterial, que es el mayor factor de riesgo e inicial de las otras enfermedades y a la cual le damos menos tiempo de reconocer y tratar.
La angina es un dolor en el pecho que se produce al tener un flujo de sangre disminuido. La arritmia, es la alteración del ritmo cardiaco, que lo podemos percibir a través del pulso, habitualmente es rítmico, pero aquí se presenta un pulso con ritmo diferente y se suma a ellas la insuficiencia cardiaca, que se produce cuando el corazón no es capaz de bombear la sangre suficiente para las necesidades de todos los sistemas de la persona.
Es de gran importancia el adoptar hábitos saludables desde la infancia para prevenir enfermedades del corazón, conocer estas enfermedades, su prevención, control y tratamiento.
Un gran número de estas muertes se podría evitar, si tan solo nos preocupáramos un poquito más en prevenir. Para mantener un corazón funcionando bien es necesario controlar los factores de riesgo, que podemos modificar con cuidados sencillos.
En primer lugar, comer sano: evitando grasas saturadas, carnes rojas en exceso, consumir frutas y verduras. Realizar 30 minutos de ejercicio moderado o intenso en forma diaria, limitar el consumo de la sal, (según la OMS si consumiéramos < de 5 gr de sodio al día, se podría evitar 2,5 millones de muertes anualmente)
Es muy relevante limitar el consumo de tabaco y alcohol, controlar el colesterol y el peso. Además, controlar la presión arterial, para conocer cómo está el funcionamiento del sistema circulatorio y mantener la presión arterial dentro de rangos óptimos, es decir 130/80 mmHg. y consultar con especialista en caso de mantener cifras tensionales altas.
Es clave, además, realizar un chequeo anual, para resguardar que nuestro corazón y organismo se encuentren en buenas condiciones para seguir bien. Debemos recordar que las enfermedades cardiovasculares en sus inicios son asintomáticas, por lo que solo depende que nosotros estemos alertas a cualquier modificación que se presente y consultar.