Bajando desde la cordillera de Ñuble, es posible ver bosques centenarios: coihues, robles, raulí, canelos, avellanos, lengas e incluso, cipreses de la cordillera. Al descender hacia el valle, la vegetación va raleando, pero aún es majestuosa. Praderas, naturales y artificiales, sembradíos y diferentes cultivos dan soporte al suelo en una simbiosis que permite la producción de hortalizas, cereales, forrajeras, todo un cuerno de la abundancia para la población del territorio.
Sin embargo, la situación va cambiando en el secano interior y el secano costero, donde la erosión ha avanzado, reduciendo la cubierta vegetal, disminuyendo la productividad agrícola.
“Antes, los suelos eran muy pobres, muy erosionados, las barrancas muy profundas, los suelos con pendientes muy inclinadas, pero ahora tengo todo mucho más controlado” cuenta el productor Danilo Toro, del sector Puyamávida, en pleno secano costero, donde a lo largo de varios años ha ido desarrollando una serie de labores agrosustentables gracias al programa de recuperación de suelos degradados, SIRSD-S de Indap. “Con el programa he hecho labores como microterrazas, control de cárcavas, cercos eléctricos y ahora tengo praderas suplementarias de avena”, cuenta, recordando que previo a estos trabajos el suelo “era totalmente distinto, al tener terreno con pendiente es mucha la erosión, pero he ido realizando microterrazas que aportan a mantener la humedad en temporadas en que no hay, ahora es como tener vegas en las lomas; y el control de cárcavas, ayuda a que no se sigan erosionando los terrenos, porque la zona es arcillosa, se desgasta mucho con la lluvia”, indicó.
En Ñuble, este año se beneficiarán a 1004 familias, las que ya se encuentran ejecutando las labores comprometidas en sus planes de manejo aprobados y seleccionados, con lo que se van a intervenir 3.731 hectáreas, equivalentes a 3.086 hectáreas reales por un monto total superior a los 1.756 millones de pesos).
“El Sistema de incentivos para la sustentabilidad agroambiental de suelos agropecuarios, SIRSD-S, contribuye a la sustentabilidad agroambiental del recurso suelo, a través de la recuperación o mantención del potencial productivo de los suelos agropecuarios degradados, generando así mejores condiciones para la incorporación de los agricultores a los procesos productivos”, indicó el director regional (s) de Indap Ñuble, Luis García. Entre las labores más realizadas esta temporada, se encuentra el acondicionamiento de rastrojos para cereal y maíz, control de cárcavas, microterrazas, construcción de cercos, praderas suplementarias y establecimiento e incorporación de abono verde.
Los resultados, indica Danilo Toro, son los que hablan, “Ahora tengo todo más controlado con cercos, eso me permite aumentar el número de animales y la producción del campo, porque en esos terrenos no podía darme el lujo de tener arbolitos frutales, ni hortalizas, ni tener ovinos”, cuenta, lo que contrasta con la realidad actual: ahora tiene una incipiente crianza ovina, hortalizas en la temporada de primavera-verano y olivos en microterrazas, además de praderas suplementarias que le entregarán forraje en septiembre, y control de cárcavas que están controlando la erosión en quebradas. “Estas son ayudas muy grandes para el agricultor, está
volviendo todo como a su estado antiguo, el programa me ha dado un avance notable, me ha permitido hacer los sueños realidad, porque uno tiene la intención pero faltan los recursos, y con el (SIRSD-S) vamos sacando los sueños a flote”.