Este 7 de julio, y como cada año desde 1963 se celebra el Día de la Conservación del Suelo, instancia en la que se busca reflexionar acerca de su importancia para enfrentar la actual crisis climática, apuntando a sensibilizar a la ciudadanía respecto de los cuidados y consideraciones que se deben tomar a fin de frenar la degradación de los suelos.
Tomando en cuenta lo anterior es necesario precisar que los suelos juegan un rol fundamental para un sinnúmero de procesos que permiten la subsistencia de los seres vivos y por lo tanto es esencial para nuestro futuro.
Si bien la degradación de los suelos es un fenómeno natural, este se ha visto acelerado a causa de la actividad humana a lo largo de la historia, convirtiéndose en uno de los riesgos ambientales más importantes a nivel mundial, por lo que es necesario tomar medidas urgentes.
Los queules, el bosque y los suelos
Para el Ministerio del Medio Ambiente la protección del bosque nativo tiene mucha relevancia, ya que constituye el hábitat del queule (Gomortega keule), especie endémica de Chile, que provee de numerosos servicios ecosistémicos de provisión, regulación y conservación de los suelos. Sin embargo, este particular árbol, declarado monumento natural desde 1995 y que crece en pequeñas poblaciones emplazadas en sectores de las regiones de Biobío, Maule y Ñuble, actualmente se encuentra En Peligro de Extinción.
A fin de revertir este escenario es que desde el Ministerio del Medio Ambiente se encuentran articulados con sus bajadas regionales en el territorio desde comienzos de 2023 implementado el plan de “Comunicación y Educación Ambiental para la conservación del queule” con el objetivo de sensibilizar e involucrar a la ciudadanía en el cuidado y protección del queule.
En conversación con el Seremi de Medio Ambiente de Ñuble, Mario Rivas, este sostiene que, en el caso de Ñuble, la iniciativa retoma el trabajo realizado junto a la FAO en el Proyecto de Conservación de Especies Amenazadas (GEF) que finalizó el 2022, donde desarrollaron diversas acciones para la gestión, conservación y protección del Queule y, en particular, en la región “permitió sentar las bases sobre los desafíos del hábitat de esta especie en territorios costeros”.
Si bien en Ñuble se han encontrado poblaciones considerables de queule en Cobquecura, Trehuaco y Coelemu, los esfuerzos de esta primera etapa del trabajo se concentraron en la comuna de Cobquecura, en el fundo El Quile, “el cual posee una población numerosa y en buen estado de conservación de individuos de Queule en parches de bosque nativo maulino de aproximadamente 40 hectáreas” y relata que se establecieron senderos de educación ambiental y turismo alrededor de esta especie.
Mario Rivas, además destaca que este lugar “es uno de los escasos sitios a nivel país donde se ha podido registrar la germinación natural de semillas de queule, algo muy escaso y vital para la sobrevivencia de la especie”. De igual forma, la autoridad da cuenta que en el predio es posible encontrar el árbol de queule de mayor tamaño registrado hasta ahora y el cual podría ser considerado el queule madre, “pues se estima puede tener más de 500 años de antigüedad y que ha sido protegido por varias generaciones por la familia de Patricio Varas, propietario Fundo Quile”, por lo que se requiere de una serie de medidas de conservación y educación ambiental a las cuales responde el plan que lleva adelante la cartera a través de Fundación El Árbol.
A juicio del Seremi de Medio Ambiente de Ñuble, para disminuir las amenazas del hábitat del queule “resulta clave la educación ambiental, con el fin de que la especie pueda ser reconocida por toda la comunidad y visitantes, profundizando en las medidas para su conservación” y para lo cual en el marco de la iniciativa, se han realizado en la región diversas actividades -abiertas a la comunidad- durante las cuales se han visitado sectores donde se encuentran poblaciones de queule, además de diversos talleres para dar a conocer más información acerca de su hábitat, morfología, amenazas y desafíos para el cuidado de la especie, ayudando así a conservar el bosque nativo del territorio, el cual juega un papel fundamental para la protección del suelo, el agua, y para resguardar nuestra calidad de vida.