POR: Paulina Aceituno Lódiz, directora de carrera de Educación Parvularia, Universidad Andrés Bello, Sede Viña del Mar
Estamos próximos a conmemorar una vez más, el Día del Niño y la Niña, donde seguramente el comercio sacará excelentes ganancias financieras y las vitrinas y
góndolas de las tiendas quedarán vacías de juguetes tecnológicos, plásticos, y por consiguiente, tremendamente onerosos para las familias.
Es justamente desde este escenario, donde nos debieran surgir algunas reflexiones y preguntas: ¿Eso es el día del niño? ¿Es esa la infancia que aspiramos para nuestro país? ¿Así queremos que las infancias construyan y vivencien su derecho a participar en la construcción de una sociedad más justa, más solidaria, donde todos y todas tengan acceso a disfrutar de lo que significan las infancias?.
La Educación Parvularia promueve la formación de una infancia muy diferente, donde “Ser niño/a”, implique algo más que un día, que un juguete o una golosina. Es tener la posibilidad de ser protagonista de un mundo que le da derecho a una educación de calidad, una familia que le brinde la protección y el amor necesario para desarrollarse y aprender a habitar el espacio social que le corresponde como ciudadano y ciudadana.
Niños y Niñas, llamados a crear, a plantearse problemáticas, a buscar soluciones individuales y en equipo, menores que nacieron en un mundo tecnológico, que aprendieron decidiendo, aportando y opinando, expresando su pensamiento usando cien lenguajes como dice “Loris Malaguzzi”.
Necesitamos en conjunto con las familias, generar espacios educativos para formar Niños y Niñas comprometidos con su entorno, cuidadores del medio ambiente, capaces de sostener un papel en su mano, hasta encontrar un lugar donde depositarlo y que su acción sea valorada e imitada por los adultos.
La sociedad requiere que las familias promuevan e intencionen espacios propios para el compartir solidario, la recreación, el juego, la preocupación por el otro, erradicando el individualismo, el egoísmo, rescatando aquellas celebraciones que humanicen y den sentido al genuino mundo de la niñez.