Han pasado exactamente 182 días desde que Eduardo Redlich Mardones asumió el desafío de liderar los destinos de la comuna de Quirihue, luego de más de una década bajo la administración de quien hoy es Concejal, Richard Irribarra. Redlich, un rostro nuevo en la política comunal pero no ajeno al servicio público, había ganado el respeto ciudadano al ser electo como la primera mayoría en el Consejo Regional de Ñuble para el periodo 2021-2024, cargo que dejó anticipadamente por mandato legal, con el objetivo claro de representar a su comunidad desde el municipio de la capital provincial.
Con el respaldo de 5.812 votos, Redlich asumió el 6 de diciembre de 2024 con una hoja de ruta definida: veinte medidas prioritarias para sus primeros cien días de gestión, orientadas a instaurar una administración cercana, eficiente y moderna. Y aunque no se pudo completar una de ellas —la instalación de la Oficina Comunal de Seguridad— por razones presupuestarias, el balance general deja en evidencia una gestión comprometida, que ha sabido enfrentar con decisión los primeros escollos naturales de todo comienzo.
En su primera cuenta pública, el nuevo alcalde no solo rindió cuentas: presentó una visión. Una visión de desarrollo integral y futuro para Quirihue, que contempla ambiciosos proyectos con un foco puesto en la salud, el deporte, la organización comunitaria y el bienestar de los adultos mayores. Entre las iniciativas destacan la creación de un Centro de Salud Familiar, un Centro de Diálisis, un ELEAM (Establecimiento de Larga Estadía para Adultos Mayores), además de nuevas infraestructuras deportivas y comunitarias como canchas de rayuela, una piscina municipal y la esperada Casa de Organizaciones de Adulto Mayor.
Estos son pasos que reflejan no solo planificación, sino una convicción profunda de que Quirihue puede y debe avanzar. Que el crecimiento no está solo en los discursos, sino en los ladrillos que se colocan y en la gestión que se realiza día a día, muchas veces en silencio, pero con impacto real.
Por supuesto, no todo ha sido perfecto. Ninguna gestión lo es. Las críticas existen y deben existir: son parte del ejercicio democrático y del control ciudadano que fortalece la transparencia. Lo importante es cómo se reciben. En este caso, el alcalde Redlich ha demostrado la humildad y madurez política necesarias para acoger las observaciones con espíritu constructivo, como una oportunidad de aprendizaje y mejora continua.
Quedan aún tres años y medio de gestión. Tiempo suficiente para concretar muchos de los proyectos anunciados y para seguir abriendo puertas —con diálogo, con gestión, con el lobby necesario— en las instancias regionales y nacionales que pueden permitir que Quirihue siga creciendo.
Hoy, a 182 días de este nuevo ciclo comunal, lo que se observa es un municipio en movimiento. Un liderazgo nuevo, con ganas de hacer bien las cosas. Un gobierno comunal que ha comenzado a mirar a los ojos a su gente y a proyectar, junto a ella, el futuro que merece Quirihue.