Las popularmente conocidas como “agüitas” pueden ser muy reconfortantes para el frío, sin embargo, poco sabemos si son realmente efectivas para combatir enfermedades respiratorias típicas de esta época del año.
El consumo de estas bebidas se le cataloga como como consumo de hierbas de agrado aromáticas en forma de infusión y para Maite Rodríguez, académica de la Escuela de Química y Farmacia UNAB, la respuesta es clara: “estas infusiones de hierbas se consideran alimentos y esa es su única función”.
En otras palabras, no se le atribuyen propiedades terapéuticas, como así lo declara también el reglamento sanitario de nuestro país.
Se puede usar cualquier parte de la planta que tenga sabor característico y olor aromático, pero como bien se mencionaba, no se registran en el Instituto de Salud Pública como medicamentos. “El consumo de infusiones de invierno responde a la necesidad de tomar líquidos calientes con un sabor y olor agradable” aclara Rodríguez.
Consumir con moderación
La académica señala que, si bien estas infusiones no se consideran medicamentos, el uso exacerbado puede causar molestias y efectos indeseables en algunas personas, sobre todo en poblaciones especiales.
En niños, por ejemplo, “está contraindicado el uso de mamaderas con infusión de anís estrellado debido a que puede causar convulsiones” explica Rodríguez, “en personas con hipertensión no es recomendable consumir bebidas con cafeína, esto incluye mate y café, entre otras”.
En el caso de gestantes y madres lactantes solo se recomienda beber infusiones de tila, no otras como pasiflora, melisa, verbena o lúpulo.
¿Qué dicen las investigaciones?
Rodríguez indica que existen variados estudios con respecto a los efectos farmacológicos de muchas hierbas medicinales que usamos normalmente como infusiones de agrado, sin embargo, estos se basan en dosis definidas y efectos controlados de ciertas partes de las plantas recolectadas y estandarizadas en base a sus principios activos.
Por esta razón, la química farmacéutica señala que no es posible extrapolar estos estudios para decir que las infusiones curan o está bien usarlas como medicamentos.
“No obstante, dado que las plantas medicinales que usamos como infusión presentan propiedades medicinales y hay evidencia que demuestran sus propiedades basándose en sabiduría ancestral, pues podríamos decir que, al usarse de manera frecuente, las personas experimentan beneficios de manera momentánea. Pero nunca van a reemplazar a una terapia convencional o complementaria” subraya.
Según un meta estudio de 2019, en el que se revisaron 145 publicaciones científicas respecto al uso de infusiones hierbas para tratar ciertas afecciones de manera continua —como son malestares menstruales, diabetes, problemas cardíacos y alteración del estado de ánimo. Se analizaron hierbas de alto consumo a nivel mundial, como la manzanilla, el té, la lavanda, la ortiga, la menta y la yerba mate, “y encontraron relación entre el uso continuado e indiscriminado de muchas de estas hierbas y afecciones hepáticas o riesgo de cáncer. Además, el mal cultivo y recolección de estas plantas puede conllevar al consumo de contaminantes ambientales”, explica la docente UNAB.
El clásico limón, miel y jengibre
En cuanto a esta popular preparación, la académica de la Escuela de Nutrición y Dietética UNAB, Yanina Hernández, señala que, de acuerdo a sus características, la combinación de estos alimentos nos ayudaría a mejorar nuestro sistema inmunológico, sin embargo, no es una infusión que nos recuperará mágicamente del resfriado o el malestar.
“Es importante tener en cuenta que no hay evidencia científica de que el limón con jengibre y miel disminuya los cuadros infecciosos o que reduzca los síntomas”, complementa.
“Puede ayudar a aliviar los síntomas del resfriado o congestión nasal”, dice, pero no es un remedio en sí misma. Consumirla frecuentemente —una o dos veces al día— podría, eso sí, estimular nuestras defensas. La sugerencia general, como siempre, es que en caso de tener un cuadro infeccioso, fiebre, congestión persistente o severa, se consulte con un médico para obtener un diagnóstico adecuado y un tratamiento apropiado.